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sexta-feira, 22 de janeiro de 2016

El verdadero cristianismo - parte 2



por:
José Augusto de Oliveira Maia
12.01.2016




SERIE DE ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO "VERDADERO CRISTIANISMO", WILLIAM WILBERFORCE (*)

CAPÍTULO II - conceptos inadecuados acerca de la naturaleza humana

Continuando con esta serie de estudios, nuestro autor nos invita a analizar los conceptos de la naturaleza humana, defendida por los cristianos nominales; este problema a menudo se pasa por alto, es de suma importancia para una vida cristiana de acuerdo a la Palabra de Dios, la Biblia.

Aunque incluso los cristianos nominales reconocem los defectos de la naturaleza humana, sus vicios, su depravación, por último, su insuficiencia y la ofensa a la santidad de Dios, su gran idea errónea acerca de este problema es que no las ponen en el lugar correcto, es decir, en su origen verdadero.

En general, el cristianismo nominal ve los vicios de la naturaleza humana como "debilidad, transgresiones triviales, fracasos ocasionales."; el uso de tales términos, dice Wilberforce, mantiene "la verdadera fuente del mal fuera de la vista para los que no quieren su comprensión inestable; de hecho, quiere dar consuelo a la soberbia de la naturaleza humana (...) Addición para ellos es el evento incidental y temporal en lugar de un transtorno constitucional y consuetudinario.".

Sin embargo, la verdadera doctrina cristiana sobre la naturaleza humana, enraizada en la Biblia, enseña "que el hombre es una criatura apóstata.". La Humanidad "cayó desde su estado original, que era alto.". El ser humano se ha convertido en "degradado en la naturaleza y depravado en sus facultades. Él tiene ninguna disposición para el bien, y tiene disposición para el mal. Propenso a los vicios, para él es natural y fácil pecar. No proporcionado a la virtud, es difícil y duro para él perseguir ella. Él está corrompido por el pecado, y no se toma a la ligera, pero radicalmente, y en el centro de su ser.".

Aunque vemos en el hombre realmente características positivas, como la capacidad de aprender, organizarse en sociedad, "tal como se nublaron la razón, los sentimientos perversos, su conciencia adormecida! Como la ira, la envidia, el odio y la venganza salen de su desafortunado pecho! Como él es un esclavo de sus más mezquinos apetitos! Cuántas inclinaciones fatales para el mal se descubrió por ello! Tal es su incapacidad para el bien!".

Mirando hacia atrás, el autor da cuenta que en todas las naciones la corrupción de la naturaleza humana estaba presente. "Aquí estan su idolatría borracho, sus supersticiones absurdas, su falta de sentimientos naturales, sus excesos brutales, su opresión cruel, su crueldad salvaje (...) Pablo describe mejor los hechos, y proporciona la explicación: 'Y como a ellos no les pareció tener a Dios en cuenta, Dios los entregó a perverso entendimiento, para que hicieran lo que no conviene.' (Romanos 1:28)."

Incluso entre os cristianos nominales, que tienen en el Evangelio sus princípios de obediência, y que terribles castigos vienen en la rebelión contra Dios, "a pesar de todo nuestro conocimiento, nuestro progresso em la virtude ha sido muy pequeno (...) ¿Qué pasa com los muchos engaños que practicamos contra nosotros mismos? El propio cristianismo ha sido deshonrado por este tipo de corrupción; el Evangelio de la paz se ha convertido en una máquina cruel. En médio de la amargura y la persecución, todo rastro del espíritu compassivo y benevolente han desaparecido de la religión de Jesus.".

Por otro lado, lo cristiano verdaderamente nacido de nuevo reconoce en él uma batalla; " 'no es el bien que quiero, sino el mal que no quiero hacer, esto sigo haciendo' (Romanos 7:19). En el lenguaje del puritano Richard Hooker, 'los pequenos frutos que llegamos a la santidade son, Dios sabe, corruptos y enfermos. No ponemos la confianza en ellos. No desafiamos cualquier cosa en el mundo por ellos. No nos atrevemos a clamar a Dios por ajuste de cuentas, como si lo tuviéramos en nuestros libros de contabilidade. Nuestra continua demanda a Él es, y debe ser, que lleve nuestras enfermedades, y perdone nuestras ofensas.' ".

La Biblia, en todo su contexto, expone las debilidades de la naturaleza humana, esta falla causada por el pecado:

"Su corazón se inclina al mal desde la infancia." (Génesis 8:21

"¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, y que se justifique el nacido de mujer? (...) ¿cuánto menos el hombre abominable y vil, que bebe la iniquidad como agua?" (Job 15:14, 16)

"He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre." (Salmo 51:5)

"¿Quién puede decir: 'Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado.' ?" (Proverbios 20:9)

"Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte? (Romanos 7:24)

Por lo tanto, una necesidad de cambio, un nuevo nacimiento proporcionado por la Gracia de Dios y por la fe en el sacrificio de Cristo, es más que obvia!

Sin embargo, más allá de la nuestra natural inclinación al mal, recibimos continuamente las flechas de tentación enviadas por el enemigo de nuestras almas, Satanás. "Sed templados, y velad; porque nuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor, buscando a quién devorar." (I Pedro 5:8).

Como dijo Wilberforce, "La existencia y la acción del Espíritu del Mal, aunque distinta y repetidamente confirmadas en la Escritura, son casi universalmente desacreditadas en un país que profesa a admitir la autoridad de la Biblia (,,,) Nosotros consideramos como un prejuicio casi que invisible, y una doctrina que es un descrédito para cualquier hombre culto creer.".

Sin embargo, además de la afirmación de la Biblia acerca de la existencia y la operación de Satanás y sus demonios, Wilberforce presenta la idea de que, ni siquiera por analogía, podemos confirmar su existencia. "Vemos hombres malvados que son enemigos de Dios y vemos su mal comportamiento hacia otras criaturas, sus compañeros en la Creación; tienen el placer, y en su maior parte, pueden atraer a otros a transigir con el mal; ¿Por que no creem que hay inteligencias espirituales de inclinaciones similares que al actuar de la misma manera, se les permite tentar a los hombres para la práctica del pecado?".

Pero nuestra naturaleza caída y pecaminosa nos hace buscar la justificación de la externalización de nuestra culpa; siempre según el autor del libro, " 'Todo lo que soy', argumenta, 'yo soi lo que mi Creador me hizo. Heredo una naturaleza que supieras ser depravada y inclinada al mal. (...) Un Ser de infinita justicia y bondad nunca me juzga por una regla que es imparcial en el caso de la criaturas de la más alta naturaleza, sino que está totalmente fuera de proporción a mí.' ".

Sin embargo, la Palabra de Dios advierte:

"Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios; porque Dios no puede ser tentado de los males, ni él tienta a alguno. Pero cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado." (Santiago 1:13, 14)

"El Señor no tarda su promesa, como alunos la tienen por tardanza; pero es paciente con nosotros, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento." (II Pedro 3:19)

"¿Quiero yo por ventura la muerte del impío? Dijo el Señor Dios. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? Que no quiero la muerte del que muere, dijo el Señor Dios, convertíos pues, y viviréis." (Ezequiel 18:23, 32)

A la vista de nuestra situación, como se refleja en la Escritura, de la condenación eterna por nuestra naturaleza pecaminosa, y nuestra implacable inclinación al mal, se nos insta amorosamente a abandonar toda pretensión humana de agradar a Dios por nuestros propios esfuerzos, y prostrando a nosotros mismos antes Dios, reconociendo nuestra culpa y nuestros pecados, buscando refugio em Su Gracia, que se manifesta en el sacrificio de Cristo, "el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios viviente!" (Hebreos 9:14).


(*) - WILBERFORCE, William "Cristianismo Verdadeiro"; Editora Palavra, 2006; traducción de Jorge Camargo (Brasil)



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