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segunda-feira, 11 de setembro de 2017

Serie de estudios "Cristianismo y Liberalismo" - parte 4


por:
José Augusto de Oliveira Maia
06/08/2017


LA CUESTIÓN DE LA DOCTRINA

Dando continuidad al estudio del libro "Cristianismo y Liberalismo" (*), encerramos el último estudio (tercer parte) con el autor preocupándose en rescatar los verdaderos principios y valores del cristianismo y su fundamento, como forma de reconducir a la gente a la Gracia de Dios; así, nos volvemos ahora al fundamento doctrinal de la fe cristiana.

El intento sistemático de rechazo a la doctrina

A principios del siglo XX, época em que publicó su libro, Machen constataba que la apertura de espacio al Liberalismo Teológico (LT) y sus enseñanzas por los seminarios se extendió a las Iglesias, haciendo la fidelidad a la Verdad aún más necesaria; esta necesidad se hacia aún mayor por el hecho de que mientras los profesores divulgaban libremente sus ataques a las doctrinas cristianas en el ambiente académico, dentro de las Iglesias mantenían las apariencias, divulgando las enseñanzas del LT de forma sutil.

El sutil repudio a la preocupación por la doctrina se manifestaba de la siguiente forma, según Machen: "En general, encontramos una objeción: 'La enseñanza no es importante, por lo tanto, la exposición de la enseñanza del liberalismo y del cristianismo do debe provocar ningún interés en nuestros dias; las creencias son meras expresiones mutables de una experiencia cristiana unitaria, y si ellas se toman como maneras de expresar esas experiencias, entonces, son todas igualmente buenas. Así, la enseãnza del Liberalismo puede estar lo más alejada posible de la enseãnza del Cristianismo y al final, ambos todavía se consideren lo mismo.'." (página 22).

De esta forma, la indiferencia acerca de la importancia de la doctrina penetraba el ambiente eclesiástico y minaba la enseñanza de la Palabra de Dios; sin embargo, el rechazo de las doctrinas cristianas fundamentales venía acompañado de la firme adhesión a doctrinas diametralmente opuestas (p. ej. la paternidad universal de Dios y la hermandad universal de todos los hombres); sin embargo, de acuerdo con el concepto cristiano, la creencia no es una simples expresión de una experiencia, sino la definición de hechos sobre los que se basa la experiencia.

Nuestro autor también denuncia como falsa la afirmación de que el cristianismo no es un conjunto de doctrinas, sino un estilo de vida; la fe cristiana es un fenómeno histórico basado en hechos reales, pasibles de investigación histórica, sobre los cuales los fundadores del cristianismo establecieron sus enseãnzas, debidamente documentadas, que componen su cuerpo doctrinal; las epístolas de Pablo registran de forma clara las informaciones históricas que están en la base del cristianismo, y demuestran de forma evidente que, más que un estilo de vida, o un programa de deberes, la vida cristiana se basa en un relato de hechos, es decir, en una doctrina.

La definición de doctrina en el cristianismo

Al tiempo de la Iglesia Primitiva, la preocupación por la doctrina era fundamental entre los apóstoles; si, por un lado, Pablo aceptaba tolerantemente a aquellos que anunciaban el Evangelio por uma motivación incorrecta (Filipenses 2:12 - 18), también condenaba de forma enfática a aquellos que enseñaron a los gálatas un falso evangelio (Gálatas 1:9); "Él estaba convencido de la verdad objetiva del mensaje del Evangelio, y la devoción a esa verdad era la gran pasión de su vida. Cristianismo para Pablo no era sólo un estilo de vida, sino también una doctrina, que obviamente vino primero." (páginas 25, 26).


"De vez en cuando, el predicador liberal moderno procura producir una impresión opuesta, citando palabras de Pablo fuera de su contexto, e inerpretando de una manera totalmente distinta del sentido original. La cuestión es que es difícil ignorar a Pablo. El liberal moderno desea producir en las mentes cristianas simples, y en su propia mente, una impresión de que hay algún tipo de continuidad entre el liberalismo moderno y el pensamiento y la vida del gran apóstol, pero la impresión es totalmente engañosa. Pablo no estaba interesado sólo en los principios éticos de Jesús; no estaba interesado sólo en los principios generales de la religión o de la ética, sino que estaba interesado en la obra redentora de Cristo y en sus efectos sobre nosotros." (página 27, 28).

Otro peligro para el cual Machen alerta es el intento de los liberales de separar a Pablo del cristianismo primitivo, alegando que él había introducido "un principio absolutamente nuevo en el movimento cristiano, o incluso que fue fundador de una nueva religión" (página 28); nuestro autor afirma que estos intentos fracasaron, ante la unidad existente entre sus enseñanzas y las de los primeros apóstoles, como queda evidente en I Coríntios 15:3 - 7; Gálatas 2:7 - 9; II Pedro 3:14 - 16. La enseñanza de Pablo y de la iglesia primitiva no se basaba en una paternidad universal de Dios y en la hermandad universal de los Hombres, o en una simple admiración del carácter de Jesús. "Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, y fue espultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras; desde el principio, el Evangelio cristiano, como implica el nombre 'Evangelio' o 'buenas nuevas', consiste en algo que sucedió. Y desde el principio, el significado del lo que ocurrió fue establecido, y cuando el significado fue establecido, surgió la doctrina cristiana. 'Cristo murió' - eso es una referencia histórica; 'Cristo murió por nuestros pecados' - eso es una doctrina. Sin estos dos elementos, unidos de una manera indisoluble, no existe cristianismo." (páginas 28, 29).

Sin embargo, el mensaje del Evangelio va más allá de la muerte de Cristo; sin duda, su muerte tendría sobre sus discípulos un efecto devastador, dada la gran esperanza que tres años de convivencia habrían inspirado en ellos; sin embargo, pocos días después de la crucifixión algo sucedió que cambiaría sus vidas de forma radical y permanente; "La gran arma, con la que los discípulos de Jesús vendrían a conquistar el mundo, no era una mera comprensión de principios eternos, sino un mensaje histórico, un relato de algo que había ocurrido recientemente: el mensaje 'El resucitó'." (página 30).

La asociación de la resurrección de Jesús con los eventos que marcaron su muerte y con toda su vida ahora tiene un nuevo sentido; "La Iglesia Primitiva no sólo estaba interesada en lo que Jesús habló, sino primero en lo que Jesús hizo. El mundo sería redimido por la proclamación de un acontecimiento, y con el acontecimiento, seguía su significado; y el establecimiento del evento, con su significado, es una doctrina. Estos dos elementos estaban siempre juntos en el mensaje cristiano. La narración de los hechos es un factor histórico, la narración de los hechos con su significado es doctrina. 'Padeció bajo Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado' - eso es historia. 'Él me amó y se entregó por mí' - eso es doctrina. Así era el Cristianismo de la Iglesia Primitiva." (página 30).

La Iglesia Primitiva basaba entonces su enseñanza y su predicación en un evento y en la proclamación de su significado; esto no es diferente de lo que Jesús hacía, cuando predicaba: '¡Arrepentíos, porque el Reino de Dios está cerca!' (Marcos 1:15); Jesús proclamaba la venida del Reino, es decir, un acontecimiento futuro; la única diferencia entre la predicación de Jesús y la de la Iglesia era que para él el acontecimiento era futuro, mientras que para sus discípulos, era un acontecimiento que, en parte, ya había ocurrido; sin embargo, tanto uno y otro se basaban en la ocurrencia de un evento.

"Lo que deseamos observar es que Jesús, ciertamente, no se limitó al anuncio de principios morales permanentes; él proclamó un acontecimiento venidero, y no lo hizo sin dar ninguna explicación sobre su significado, pero cuando él dio esa explicación, no importa cuán ligera la explicación fue, él estaba sobrepasando la línea que separa una religión sin dogmas, o incluso una religión dogmática que enseñe principios eternos, de una que está arraigada en el significado de hechos históricos específicos; él estaba estableciendo un gran abismo entre sí y el Liberalismo filosófico moderno que incorrectamente se identifica con su nombre." (página 33).

La autoridad divina de Cristo

Otra manera como Jesús fundaba su enseñanza está en la proclamación de sí mismo como el Mesías; aunque esta afirmación de Jesús sobre sí mismo sea contestada por el LT, tal contestación no tiene sentido, una vez que los discípulos mantuvieron esta proclamación a partir de la constatación de Su resurrección; es en el Sermón del Monte que tenemos el mejor ejemplo de esto, cuando Jesús repetidamente dice: "Pero les digo a ustedes"; esta no es la palabra de un simple profeta o de un maestro solamente, sino de alguien que legisla con su propia autoridad sobre el Reino de Dios.

Otro ejemplo de la proclamación de Jesús como Mesías encontramos en Mateo 7:21 - 23; contra la presentación de los falsos profetas de los signos y las maravillas por ellos realizados "en el nombre de Jesús", la condenación de Cristo es clara: "Nunca os conocí, apartaos de mí, obradores de maldad." La condenación de ellos depende de la palabra proferida por Cristo, cosa que ningún profeta o maestro podría reclamar, sino sólo el Mesías.

Cuando Jesús dijo: 'Venid a mí, todos los que estáis cansados y sobrecargados y yo os alivié.', Él no estaba hablando como un filósofo que llama a sus pupilos a su escuela, sino como aquel que poseía ricos depósitos de la gracia divina. Al menos eso los discípulos conocían, ellos sabían, en sus corazones, que no tenían el derecho de estar en el Reino, sabían que sólo Jesús podía conquistar su entrada allí, no tenían pleno conocimiento de cómo Jesús podía hacerlos hijos de Dios, pero sabían que él, y sólo él, era capaz de hacerlo. En esta confianza estaba la esperanza de toda la teología de los credos cristianos. (página 38).

Respondiendo al rechazo doctrinário

En contra de la afirmación de que la Regla de Oro del Sermón del Monte es todo lo que necesitamos, Machen opone la afirmación de que si ni la Ley Mosaica pudimos cumplir, como atenderíamos a los requisitos de justicia expuestos por Jesús en el Sermón del Monte, los cuales exigen un corazón transformado, un nuevo nacimiento? Tal patrón de justicia lleva al pecador condenado al pie de la cruz.

Sin embargo, los teólogos liberales rechazan el énfasis doctrinal defendiendo un retorno a la fe simple de los hombres de Galilea en la persona de Jesús; pero la cuestión es que la persona de Cristo ya no está al alcance de nuestros ojos y oídos como estaba a los de los discípulos; "No estamos más reviviendo las vidas de Pedro, Santiago y Juan, estamos viviendo nuestras propias vidas de nuevo, con nuestros propios problemas, nuestra propia miseria y nuestro propio pecado, y aún estamos buscando nuestro propio Salvador."(página 40).

Y no fue la simple memoria de la persona de Jesús que arrancó a los discípulos del miedo, pero el mensaje de Su resurrección les dio y a nosotros un Salvador vivo! Sin embargo, al saber que Jesús está vivo, ¿cómo podemos recibir sus beneficios, así como recibieron aquellos que estaban con Él en Galilea? Este es precisamente el mensaje del Evangelio; al saber de lo que Jesús hacía, descubrimos no sólo que Jesús salvó a los demás, sino que también nos salvó a nosotros. "Él hizo algo aún mayor por nosotros - él murió. Nuestra terrible culpa, la condenación de la ley de Dios, fue borrada por un acto de la gracia de Dios. Este es el mensaje que trae a Jesús cerca de nosotros, haciéndolo más que sólo un Salvador para las personas de Galilea de mucho tiempo atrás, pero el mío y su Salvador."  (página 42). Así, es el relato de la muerte y resurrección de Jesús, junto con su significado, que "contiene la profunda teología de la redención por medio de la sangre de Cristo. La doctrina cristiana está en las propias raíces de la fe." (página 42).

El ataque del LT, que parece concentrarse en las sutiles controversias teológicas de los siglos XVI y XVII, después de la Reforma, parece sin grandes consecuencias a los ojos de los miembros de las iglesias; pero ahí está un peligroso error: "lo que se cuestiona en la teología de la iglesia también está en la esencia del Nuevo Testamento. Al final, el ataque no es al siglo XVII, sino contra la Biblia y el propio Jesús. (página 43).

El ataque al desarrollo teológico de 20 siglos de historia cristiana es tan peligroso en cuanto al ataque, en cualquier rama de la ciencia, al trabajo y a los descubrimientos de generaciones pasadas; así como no es posible hacer ciencia hoy rechazando el conocimiento acumulado a lo largo de los siglos hasta el presente, de la misma forma es imposible predicar un Evangelio digno de este nombre si rechazamos el largo y difícil trabajo teológico a lo largo de los siglos construido sobre las páginas del Nuevo Testamento; "el predicador liberal está rechazando el homoousion del Credo de Nicea, así como las simples palabras de Pablo: 'Que me amó y se entregó por mí'. Porque la palabra 'doctrina' no se usa de la manera más específica, sino de la manera más amplia. El predicador liberal está rechazando todo el fundamento del Cristianismo, que es una religión fundamentada en hechos, no en aspiraciones. Aquí se encuentra la diferencia real entre el Liberalismo y el Cristianismo: el Liberalismo es totalmente imperativo, mientras que el Cristianismo comienza con un indicativo; el Liberalismo apela al arbitrio del Hombre, mientras que el Cristianismo, en primer lugar, anuncia el acto gracioso de Dios." (página 44).

Así, en primer lugar, Machen afirma que es la proclamación de las verdades bíblicas sobre Cristo que conduce el Hombre a la salvación y a la liberación del pecado; meras consideraciones sobre principios generales sobre cómo las personas deben vivir no lo hacen; el testimonio del Evangelio, de vidas realmente transformadas por este mensaje, sigue causando impacto como causaba en la sociedad palestina hace 2.000 años.

En segundo lugar, Machen defiende que es posible mantener la comunión entre cristianos, a pesar de pequeñas diferencias de opinión sobre puntos secundarios de doctrina; así, parte de los problemas dentro de la iglesia evangélica en general no tenía su origen en divergencias doctrinales entre cristianos, sino en el embate entre la comunidad cristiana en general y aquellos que niegan el cristianismo con base en el naturalismo.

"(...) el servicio cristiano consiste, en primer lugar, en la propagación de un mensaje, y la comunión cristiana, específicamente, sólo existe entre aquellos para os cuales el mensaje se ha convertido en la base misma de toda la vida." (página 49).

De esta forma, Machen propone un examen de las enseñanzas del LT, que comparadas con las doctrinas fundamentales cristianas, revelará la oposición abierta entre los dos enseñanzas.



(*) - MACHEN, John Greshan "Cristianismo y Liberalismo" - Shedd Publicaciones - traducción de Caio Cesar Dias Peres - 1ª edición - 2012 (Brasil)

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